Los desperdicios orgánicos no se tienen que considerar como un residuo inútil sino como un recurso muy valioso que, transformado en compost, contribuye a la continuidad del ciclo de la materia. El compost es el resultado de la descomposición natural de la materia orgánica (ramas, hojas, restos de comida, etc.), por vía aeróbica, realizada por microorganismos (bacterias, hongos, etc.) y pequeños organismos (como lombrices y escarabajos) en presencia de oxígeno.
La basura diaria que se genera en los hogares contiene aproximadamente un 40% de materia orgánica que puede ser reciclada y devuelta a la tierra en forma de compost para plantas y cultivos, contribuyendo a la reducción de los desechos que se llevan a los vertederos o plantas de valorización.
El compostaje reduce el volumen de la materia orgánica en un 75-80%, es decir, por cada 100kg de materia orgánica introducida en el compostador, se obtienen 20-25kg de compost.
El compost tiene, además, un valor añadido frente a los fertilizantes y es que, si bien ambos aportan a los nutrientes necesarios a la tierra, sólo el compost mejora la estructura de la misma.
La transformación de materia orgánica a compost se puede llevar a cabo, de manera individual, mediante un compostador, sin ningún tipo de mecanismo, motor, ni gasto de mantenimiento.
¿Qué beneficios obtenemos reciclando la orgánica?
Los costes de mandar materia biodegradable a los vertederos son enormes ya que genera gas metano que tiene un potencial de calentamiento global unas 23 veces mayor que el CO2 como gas de efecto invernadero. Además también se genera un líquido tóxico “lixiviado” que hay que extraer para que no contamine el terreno, los acuíferos y el sistema de ríos de la zona. Muchos de estos residuos se suelen también incinerar.
Por otro lado, la descomposición de los residuos orgánicos en un vertedero hace que el valor potencial de esa materia biodegradable se pierda para siempre. El utilizar el compost como abono, sin necesidad de utilizar otros fertilizantes, supone un importante ahorro económico.
Y también es un extraordinario nutriente nutriente para el suelo que mejora su estructura, ayuda a reducir la erosión y contribuye a la absorción de agua y nutrientes por parte de las plantas.
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